22.10.05

15 años sin Lennon: Semblanza de John Martin, su productor (Reforma)

15 años sin Lennon: Semblanza de John Martin, su productor
Por Gerardo Australia
REFORMA
(10 Diciembre 1995).-

George Martin fue el productor musical de los Beatles en la época más productiva del cuarteto, entre 1962-1969; gracias a él, los hits furtivos que inventaron el álbum pop y cambiaron a una generación tomaron forma. El gran productor, en un trabajo tras bambalinas, tiene ahora 69 años, es un rico y auténtico gentleman, pero poco se sabe de su odisea.

Odisea como pilar de la cultura pop y gurú de la industria discográfica.
La tan aplaudida y versátil frase de "Detrás de un gran... siempre hay un gran...", se aplica a la perfección al caso de George Martin, el responsable musicalmente de que los Beatles se convirtieran en "más famosos que Cristo".
Los artistas son los fieles detectores de la salud de su sociedad; son como cuando los mineros, antiguamente, bajaban con canarios para que detectaran gases antes que ellos (normalmente para muy mala suerte del canario). Una sociedad enferma es fácilmente prevista en la obra de sus artistas (nada más cuestión de ver a nuestros actuales exponentes en la rama musical). Son fieles transmisores del gusto de su época y, como recita la más aplaudida de todas las frases, "en gustos se rompen géneros".
Por eso, el querer recrear un fenómeno como la Beatlemanía puede tener sus altos riesgos: excavar antiguos "tótems culturales" puede llevar a no presentar el pasado para un goce general, sino querer a fuerza justificar el presente; se corre el riesgo de una vez dicha la verdad, con el tiempo, creer haberla descubierto y olvidarse de que "el público es prodigiosamente tolerante", decía Oscar Wilde, "lo perdona todo, menos el talento".
Los Beatles fueron perseverantes transmisores del gusto de su época, una veces bueno, la mayoría malo; los 60 no fue exactamente una época como para "estar atrapado"; fue el rancio despertar de una verdadera "generación perdida", de enfrentar decepciones y realidades de atolazos con el dedo, experimentar con la "libertad" para terminar sin ella; época de romper esquemas donde "culturalmente" los hombres se permitieron llorar y las mujeres dejaron de usar brassiere y todo mundo se dejó de bañar mientras la juventud estaba terca en querer hablar, por medio de drogas, con pajaritos, estrellas y amor.

¿Qué fue lo que Los Beatles hicieron bien?
Gracias a George Martin, productor musical del grupo entre 1962-1969, Los Beatles pudieron alcanzar un sonido depurado y ser una real fábrica de hits; Martin los tomó como un escultor, puliendo las inquietudes musicales de cada uno de ellos, sobre todo de la mancuerna creativa del grupo. Los ingredientes para inventar el "Disco Pop" estaban puestos en la mesa: Melodías fáciles con la particularidad de quedarse de gorronas en el cerebro mucho tiempo, melodías lo suficientemente frescas para poderlas repetir una y otra vez, sobre todo por la radio, canciones de duración corta (máximo dos minutos y medio) acompañadas por armonías vocales acopladas en un rango alto (Lennon, McCartney y Harrison podían haber sido las Wilson Phillips de los 60), y con la particularidad de que cada disco contenía por lo menos dos megahits. Así, el fenómeno que siglos antes se experimentaba cuando la gente se abarrotaba en los muelles en espera de los "Folletines" semanales de las obras de Dickens o Dumas, padre, se volvía a repetir: la creación de pequeñas obras de arte, en el fondo frívolas y destinadas ante todo al vulgo.
George Martin fue como un tutor para el grupo -casi les lleva 10 años-, el maestro y prefecto que nunca tuvieron, un guiador; cuando estaban en el pico de la fama, Martin fue el oasis en medio del desierto, una isla de normalidad, siempre templado, coherente, jugando el papel no sólo de productor musical, sino de intermediario entre la compañía y el grupo, entre unos y otros a la hora de los interminable pleitos, siempre con los pies en la tierra, bien balanceado y ecuánime, justo y, aunque parezca increíble, siempre de buen humor. De complexión delgada, alto, eternamente bien vestido de saco y corbata, y con un acento que le ganó el apodo del ôDuque de Edimburgoö, Martin supo llevar de la mano al cuarteto, a lugares donde nunca se imaginaron. Su anterior experiencia profesional antes de conocer al grupo, fue básica para comprender y poder distinguir cuando una canción era un éxito y cuando era una basura.
Muchos de los grupos contemporáneos no llegaron a alcanzar la madurez musical que Los Beatles experimentaron, sobre todo como músicos de estudio, porque no tuvieron a un George Martin, ejemplo: Rolling Stones.
George Martin no sólo produjo a Los Beatles, también es responsable de la mayoría de los éxitos del grupo América, con quienes produjo seis discos; ha producido, entre muchos, a Jeff Beck, Mahavishnu Orchesta, varios discos de McCartney como solista, así como de Ringo Starr. Además, es dueño de uno de los mejores complejos de estudios de grabación, AIR Studios, donde han grabado desde INXS, Simple Red, Pink Floyd, Pretenders, hasta la música para la película El rey león.

Un "gentleman" a base de esfuerzo.
Hijo de un sencillo carpintero de North London, George Martin juró refinar su humilde persona cuando a los 16 años escuchó su voz grabada por primera vez, y acusó al ingeniero de usar trucos al oír una voz de acento grosero, áspera, más parecido a un merolico de tianguis londinense que a un estudiante de música. Desde entonces se propuso una mejor educación, sobre todo sometiendo su acento a mejores niveles. Su vida fue, una vez más, el reflejo de su época; sin tiempo para gozar su juventud, pues a los 17 años ya estaba en el ejército y a los 22, casado.
Por eso, cuando conoció a Los Beatles, tuvo la oportunidad de "alocarse" de una manera indirecta. Nació en 1929, año en el que Dalí exponía por primera vez como artista individual en París, Popeye debutaba en el cine animado, el Vaticano se convertía en estado independiente, Wall Street se desplomaba en el famoso Jueves Negro y en México el Señor Calles formaba el Partido Nacional Revolucionario -más tarde PRI- que se convertiría en el dueño de todas nuestras pesadillas y, entre otras muchas cosas, un eficaz sistema para vulgarizar a los héroes.
En Londres, Martin atiende a la Guildhall School of Music como estudiante de composición y arreglos, conducción de orquesta, con el oboe como su instrumento básico. Después de atender al ejército, salta de trabajo en trabajo, desde encargado del catálogo musical de la BBC, hasta segundo oboísta en pequeñas orquestas con empleo los domingos en el parque.
En 1950, gracias a una recomendación de un antiguo maestro de la Guildhall, entra como asistente del jefe de marca de Parlophone, una división de EMI Records, responsable del catálogo de música clásica, básicamente. Fue ahí donde Martin aprendió a grabar orquestas; poco a poco se fue involucrando no sólo en clásico, sino en jazz, música para niños y comedia, ¡qué mejor preparación para entender a Los Beatles más tarde! Una persona inteligente, Martin no tiene ni dos años en la compañía cuando ya está haciendo grabaciones por iniciativa propia; y, en 1955, reemplazó a su patrón retirado para convertirse en el Jefe de Marca más joven en la historia de la disquera, tenía 29 años. Pero, mientras otras compañías disqueras descubrían en el catálogo americano una beta de oro, George estaba un poco estancado, por política de la empresa, con el oxidado repertorio clásico, alemán la mayor parte. Fue la comedia la que le dio la oportunidad de destacar en el mundo discográfico, cuando en 1950 entra en los primeros lugares con una grabación del excelente comediante Peter Sellers, curiosamente llamada The Best of Sellers. En ella, el comediante hacía canciones famosas en parodia, una especie de "Chava Flores" en inglés. Ya antes, en el 52, Martin había prensado 300 discos con una canción de tres minutos burlándose de Mozart, con el comediante Peter Ustinov, que ladraba, silbaba, gritaba mientras una aria de ópera desplegaba su vuelo; los cabezas cuadradas de la compañía no lo creyeron cuando se pedía urgentemente un tiraje más grande. La comedia sería un género inseparable del productor: en medio de la beatlemanía, en 1965, Martin todavía encuentra tiempo para grabar, de nuevo con Peter Sellers, un disco de enorme éxito haciendo parodias de canciones de Los Beatles (por ejemplo, cuando el coro cantaba: "It's been a hard day's night", Sellers respondía a grito pelado como clérigo pomposo, en voz profunda y recitada, muy Shakespereano: "And I have been working like a dog!").
Comedia, jazz, clásico, parecían ser el resto de la vida musical de Martin cuando en 1962, recién divorciado, con dos hijos, viviendo en el pequeño departamento de su padre y con todo el tiempo del mundo para dedicarse a lo suyo, propio de los solteros, cuatro pubertos de cutis graso audicionan en el estudio a insistencia de Brian Epstein, tocando una composición personal que ellos llamaban "Love Me Do"; y como dice la historia en las novelas: era la tarde de un 6 de Junio, Martin gozaba de un café, cuando fue interrumpido por su asistente Ron Richards con el grito de: "¡Mejor ven a escuchar éstos!". La primera impresión de Martin fue que eran unos jóvenes limpios, la segunda: no tocaban mal; la frescura, nerviosismo y espontaneidad juvenil del cuarteto atrajo de inmediato a Martin. Estaban ávidos de aprender y lo hicieron rápido; por lo menos, aprendieron más rápido a tocar el piano que Martin a tocar la guitarra. "Lo obvio era lo último que querían", decía Martin cuando se pasaba horas escuchando al dueto Lennon-McCartney interpretar acústicamente sus canciones frente a él. El potencial creativo sólo pedía ser encauzado; George Martin fue quien dio dirección al torrente de lo que sería la aportación musical más significativa de los 60.

Trabajando con Los Beatles.
Fue George Martin quien tenía ideas como: Mejor empezar la canción con el coro Can't Buy Me Love; él fue quien los introdujo a la música clásica; fue Martin quien pudo llenar las exigencias cada vez más musicales del grupo, ya sea arreglando un cuarteto de cuerdas, usadas sin vibrato para dar el efecto de "pesadez", en la canción de McCartney Yesterday, o cambiando el tiempo de las piezas, como Please, Please, Baby, la cual Lennon manejaba como si fuera una simple balada semicountry.
Martin los convirtió en verdaderos músicos de estudio, buenos músicos de sesión capaces de no perder el objetivo musical aun con largas horas de grabación encima: un típico día de trabajo en Abbey Road Studios comenzaba a las 7 y terminaba, mínimo, a las 4 horas. Este factor hizo que pusieran más empeño, cuidado y calidad en sus canciones, a diferencia de sus grandes competidores internacionales como los Rolling Stones, Beach Boys, Bob Dylan, etcétera, los cuales siempre fueron mejores actos "en vivo" que de estudio. Los liverpooleños perfeccionaron su sonido, su calidad vocal aumentó a cada grabación y les dio tiempo para experimentar nuevas fronteras musicales. También, como una típica reacción de los músicos de estudio que sólo lo hacen cuando necesitan dinero o promover un disco, los llevó a aburrirse de las presentaciones en vivo, las cuales cada vez eran más rápidas durando hasta 25 minutos por espectáculo, tocando cada canción más rápido cada vez. Claro, a los fans poco les importaba; la catarsis era más importante que el orden de las canciones y el grupo era un mero pretexto para volverse loco. Por otra parte, Los Beatles tenían bastante experiencia tocando en bares europeos, pero a la hora de grabar en el estudio, fue George Martin el encargado de dirigirlos y de llenar sus expectativas. Mientras McCartney era directo en sus peticiones, "quiero unos cellos aquí, o que tal un clarinete en el 'puente' de la parte 'B'". Lennon era más ambiguo y esotérico: "Por qué no ponemos algo más azul en la parte 'A'... o, un sonido dientoso que redondee las 'Os'...". Con el tiempo, Los Beatles exigían más diferencias acústicas, Martin traía desde clarinetes, trompetas, hasta instrumentos exóticos como cítaras, tablas, dilrubas y chirimías a cada sesión.
Sin embargo, para fines de 1968, la banda perdía ese foco musical tan característico. El antagonismo de la pareja creativa se marcaba cada vez más y la relación entre Martin, siempre en medio, y Lennon estaba en peligro; Lennon pasaba por su etapa más pesada en el consumo de drogas, y la comunicación con él era difícil, además de la clara influencia de Yoko Ono; las cosas se sumergían en aceite hirviendo y las sesiones tensas, apáticas y sin sentido. Mark Lewinson, en su libro titulado The Complete Beatles Recording, publicado en 1975, dice que el 15 de julio de 1968 Los Beatles, ensayando, llenaron sin parar cuatro cassettes de 30 minutos por los dos lados con una sola canción llamada Cry, Cry, Baby.
"No creo que se dieran cuenta qué tan aburridos estaban", dice Martin recordando esa etapa, "y yo no jugaba ningún papel en el asunto". Cuando, al parecer, una separación parecía inminente, vino para muchos el mejor disco del grupo: Abbey Road. Una especie de reconciliación donde Lennon y McCartney trabajaron juntos como en los viejos tiempos, bajo la colaboración de Martin; canciones como Come Together son de las favoritas de Martin.
Hasta finales de los 70, pudo restablecer su amistad con Lennon, cuando lo visitó en Nueva York.

Una piedra angular en la música pop.
George Martin es piedra angular en la historia de la música pop, su aportación a los hits de Los Beatles es evidente, además de las excelentes colaboraciones con otros importantes grupos una vez independiente.
Y, claro, es un hombre adinerado, pero parte de su fortuna viene más de otros negocios que de Los Beatles. En EMI trabajaba a sueldo y no recibía, por el momento, ninguna extra regalía o comisión por los discos grabados. Martin sentía que EMI debía darle alguna manera de compensación por su trabajo; aún más cuando en 1965, después de cuatro discos de Los Beatles, sabía perfectamente las cantidades generadas para la compañía. Llevó su caso a los directivos y renunciaría si no se le daba un incentivo o regalías por disco. Sin embargo, Martin dejó la compañía en 1965 cuando se dio cuenta que EMI había ganado más de 2 millones de pounds el año anterior con la venta de los discos. Así, formó su empresa Associated Independent Recording, o AIR, y le comenzó a trabajar a EMI por fuera, con el acuerdo de 2 por ciento de regalías en cualquier producción; pero las negociaciones eran débiles y Los Beatles estaban a punto de separarse.
Fue sólo cuando se disolvieron Los Beatles que George Martin se pudo cotizar a cualquier precio, creando gran demanda entre los grupos de moda a nivel mundial. AIR prosperó tan rápido dentro del medio musical que en menos de cuatro años los estudios estaban bien establecidos en el centro de Londres, un área para nada barata, hasta que hoy en día las instalaciones están puestas en Lyndhurst, una antigua abadía en el North London.
Para 1966, Martin se vuelve a casar por segunda ocasión con su secretaria de EMI, Judy Lockhart, y viven en una mansión que data del siglo XIV. En una de las paredes de la casa están enmarcadas las páginas del arreglo de Yesterday, en donde hasta arriba de una de ellas esta escrito por Paul McCartney: Yesterday, By P. McCartney, J. Lennon, George Martin and Mozart.
Tiene dos hijos del segundo matrimonio, los cuales están en sus 20; uno de ellos dedicado a la producción musical. Los Martin viven una vida extremadamente social, cuando no están invitados a cenar con Lloyd Weber, tienen citas en premieres de cine, conciertos de beneficencia, o tienen que atender algún amigo visitando Inglaterra, como a Quincy Jones.
Aunque la edad no ha sido un factor de preocupación en el joven espíritu de George, últimamente está alarmado por la gradual perdida en el oído, la cual se manifiesta muchas veces con problemas a la hora de comunicarse con gente dentro de un cuarto con multitud.
Su pasión por la música de Los Beatles no ha cambiado en nada -sigue conduciendo orquestas en Suecia o Portugal con música de Los Beatles- y la compañía no pudo encontrar a mejor persona encargada de recopilar lo que sería Beatles Anthology; el acierto de EMI, dueños de todas las grabaciones de Los Beatles, en llamar a Martin para evaluar, esculcar y decidir lo mejor de más de 400 horas de cinta grabada por el cuarteto, fue rotundo.